miércoles, 6 de mayo de 2009

El árbol de la ciencia del bien y del mal I

Una de las historias más curiosas y trascendentes de la mitología cristiana es el Génesis, el Primer Libro de El Libro de los Libros.

El Génesis es, como su nombre parece indicar, una colección de mitos ordenados cronológicamente, con los que aquéllos que creen en Yahvé pretenden que se explican los orígenes del Hombre, y con él el de su Universo.

Es tentador, para creyentes y excépticos, tomarlo de forma literal. Es preciso aclarar aquí que las tres grandes religiones tienen pequeñas discrepancias (al igual que en cuanto a los demás libros que constituyen el "Antiguo Testamento" cristiano) pero que en los hechos fundamentales descritos coinciden con mucha precisión.

La parte central del mito del origen del "pecado", y con él de la necesidad de la orientación moral, está en la manida escena de Adán y Eva zampándose una manzana por consejo de una serpiente. Es curioso que en realidad no se hable de una manzana, pero es innegable el atractivo de esta fruta.

El origen del capítulo está en la decisión de Dios de colocar al Árbol del Conocieminto en el centro del Paraíso, bajo mandato de no comer sus frutos: "todo esto podréis usar para vuestro provecho, salvo ese árbol, de cuyo fruto no debéis comer". Es inevitable pensar en la putada que hace Dios a Adán y a Eva, y de hecho hay una sátira muy buena (cuyo nombre no recuerdo) en ese sentido.

Repasemos brevemente, todo va muy bien, con Adán y Eva correteando por el Paraíso, hasta que el Demonio, tomando forma de serpiente, corrompe a ambos para que prueben el fruto prohibido. Después de comerlo (por supuesto, es Eva quien corrompe a Adán, no vaya a ser), se dan cuenta de su desnudez, y Dios los descubre cuando se esconden de su vista por la vergüenza de que los viese así desnudo. Dejamos aparte consideraciones sobre el eterno castigo a las desdichadas serpientes, que es de presumir que no presionaron al Demonio para que adoptase su forma; con más sentido del humor, podríamos preguntarnos cómo puedes castigar a una serpiente a arrastrarse... pero dejemos estas consideraciones.

La interpretación clásica es que el conocimiento se manifiesta a través de hacerse conscientes de su desnudez: esto podría ser una metáfora si se quiere de su ignorancia, pero generalmente se toma por la vertiente moral. Muchas discusiones y estudios sobre este capítulo se centran en el hecho de que Dios debía saber que ambos iban a pecar, por tanto el valor de ese pecado es confuso.

Pero otra interpretación posible se basa en que el Ser Humano no puede evitar conocer, experimentar, todo lo que lo rodea. Un árbol prohibido en su cercanía debía de ser un gran estímulo, debía probarlo, conocer el secreto que se ocultaba en él. Eso sería lo que nos hace humanos.

Esta interpretación invierte la valoración tradicional del capítulo. Lejos de un Dios compunjido por la caída del Ser Humano, tenemos un Dios despótico que castiga con crueldad a los seres que ha creado, precisamente por hacer lo que les era propio: tratar de conocer. La religión no es entonces el camino al Paraíso o la redención, sinó un obstáculo para que los seres humanos puedan realizarse como tales.

La interpretación es un poco forzada. Es muy dudoso que se incluyese en uno de los libros si pudiese ser aleccionadora contra la religión, aunque no hay que olvidar que todas y cada una de las historias contenidas en la Biblia, salvo las que tienen que ver con la Nación Hebrea y su supuesto peregrinar en busca de la Tierra Prometida (y aún gran parte de ellas, pero otras son históricas), son versiones de mitos babilónicos (cuna de la etnia hebrea) y egipcios (civilización en la que estuvieron mucho tiempo). ¿Es razonable pensar que lo que los antiguos sacerdotes hebreos tomaron como un relato épico sobre la necesidad de una religión para guiar la moral humana pudiera ser en origen una crítica a ese tipo de religiones?

Sin duda poder extrapolar una conclusión, en un sentido u otro, requiere de un profundo conocimiento de las mitologías implicadas. Personalmente no dispongo de tal arsenal de conocimientos, pero no puedo evitar creer que es muy probable. De hecho, el funcionamiento general del sistema religioso guarda suficientes similitudes y disimilitudes como parecerlo, pero esto no es más que IMHO.

Más sencillo es discutir sobre el establecimiento de un sistema moral.

Antes del Ser Humano no había nada parecido a un sistema moral. La imagen "New Age" de los animalillos en amor y compañía, salvo los malos malosos carnívoros, es muy idílica, pero irreal. En general, la vida natural consiste en la feroz competencia por los recursos, donde los descuidos y los derroches se pagan con la vida.

El "incidente" con el Árbol del Bien y del Mal podría representar dos corrientes contrapuestas: la de los partidarios de unos representantes de la voluntad de Dios, que guardaría con celo las reglas morales que deberían cumplir los ingratos humanos, y la de los partidarios de que las reglas morales deberían pertenecer al dominio humano, ya que es a los humanos a quienes los afecta. Según esta corriente, la moral humana surge como la necesidad de ordenar las relaciones entre otros seres humanos y también con el medio que los rodea.

No importa si tiene razón una corriente, otra, o si tan siquiera alguna de las explicaciones habituales del episodo se acerque a su significado real, al fin y al cabo, es sólo un mito más. Pero este mito concreto ha sido utilizado durante milenios para sojuzgar la moral humana, para mantener al ser humano preso de los designios de una casta de poderosos. Así que, sacarle esta interpretación, este guiño a la defensa de la razón, no sólo es divertido, sinó completamente satisfactorio.

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